ASÍ TERMINA LA REVOLUCIÓN FRANCESA
EL ESTABLECIMIENTO DE LA REPÚBLICA
En 1792 estalló la guerra entre los revolucionarios franceses y una alianza de reyes europeos. La Asamblea Legislativa fue sustituida por otro organismo – la Convención – dirigida por Maximiliano Robespierre, un jacobino.
La sospecha de que el rey y la reina serían liberados por los reyes extranjeros para establecer otra vez la monarquía absoluta motivó a muchos revolucionarios a proclamar la abolición de la monarquía y el establecimiento de una República.
No todos estaban de acuerdo con esto; para muchos, la revolución había logrado su objetivo con la monarquía parlamentaria. Pero el grupo más radical resolvió proclamar la República el 21 de setiembre de 1792. Cuatro meses después, Luis XVI fue guillotinado en la plaza pública.
LA REVOLUCIÓN TERMINA EN UN IMPERIO
La situación de Francia era caótica. La guerra no había terminado; la agitación social y las rivalidades entre los revolucionarios ponían en peligro al gobierno. Robespierre impuso una autoritaria política de terror, arrestando y guillotinando a los opositores o a los sospechosos de serlo.
También en estos años se aprobó otra Constitución – la de 1791 – que permitía el voto universal, sentando las bases de un sistema democrático. Nunca se puso en práctica.
En julio de 1794, los grupos moderados, apoyados por los burgueses ricos que querían tranquilidad para sus negocios, arrestaron a Robespierre, que finalmente murió en la guillotina.
En los años siguientes, la guerra se tornó favorable a Francia, gracias a un joven general, Napoleón Bonaparte,que no solo rechazó el ataque extranjero, sino que conquistó gran parte de Europa. En el año 1804 fue coronado emperador de los franceses.
Así, la gran revolución que había empezado con la idea de limitar el poder del rey terminó con un emperador a la cabeza de Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario